Si acaso fuese válido el argumento de que no se debe participar en la elección por la parcialidad que ha mostrado el INE a favor de las posiciones gubernamentales, estaríamos prefabricando un escenario -que podría ser desastroso para todos- en el que llamar al abstencionismo sería la consecuencia lógica para los procesos del 2027 y 2030, toda vez que es indudable que la composición del INE no será mejor que ahora.
Lionel Funes/
Poder y Partidos.
Hay un creciente debate entre quienes no simpatizan con el gobierno de México y sus partidos, en el sentido de que sí vale o no la pena votar en la llamada elección judicial que se realizará el próximo 1 de junio.
Se argumenta que, como el proceso legislativo fue desaseado, la mayoría de los candidatos son pro-gobierno y no hay certidumbre electoral, lo mejor es no participar y no “hacer el caldo gordo” al gobierno.
Ante esas posturas me nacen algunas inquietudes.
¿Qué se gana con no participar?
¿Hay algún efecto real en la vida política nacional al abstenerse?
¿Mejora o empeora el poder judicial al dejar que sólo los afines al gobierno participen?
¿Si esa hubiese sido la postura, por ejemplo, en 1988 o en 2000 se hubiese logrado lo que en esos procesos electorales se consiguió?
Asimismo, me pregunto: ¿Qué responderán a quienes en el futuro cuestionen por el poder judicial que se les herede?
¿Diremos acaso “No hice nada, preferí dejar que ellos decidieran el 100% de los cargos” y el día de la elección sólo dije, “ya ven hubo pocos electores… No les hice el caldo gordo”. con un tono triunfante que dura 5 segundos?
Por otro lado, existe la postura de quienes sostenemos que vale la pena participar, ya que pensamos que la participación ciudadana siempre debe motivarse, que debe ser promovida al igual que en un proceso electoral tradicional.
Cierto es que la elección es complicada, pero el encontrar perfiles adecuados no es imposible, ya hay de hecho esfuerzos colectivos valiosos como los que realizan algunas universidades en diversos foros, e incluso en la propia página del INE para encontrar buenas propuestas.
Quien diga que no hay ningún perfil capaz e independiente entre los aspirantes miente y comete una injusticia al negar la posibilidad de la honorabilidad a los competidores “no alineados”.
No todos los aspirantes son de Morena, ni comprados, ni todos son incapaces. Hay personas de gran trayectoria en el servicio público; otros de origen académico destacado e incluso abogados de prestigio que sería injusto poner en el mismo saco de la mediocridad.
Impulsar a la cultura democrática y de participación cívica sigue siendo una asignatura pendiente en México y la actitud contraria sólo abona en sembrar una apatía y pesimismo que, a la larga lamentaremos todos.
Pienso que, a pesar de que las condiciones sean adversas para quienes compiten en las actuales circunstancias -sin ser parte del bloque oficialista- su esfuerzo vale mucho la pena y deben ser apoyados con el voto.
Es este el mejor momento para promover el voto razonado y así encontrar a esos perfiles y en consecuencia ubicarlos en la boleta.
Si acaso fuese válido el argumento de que la elección no es viable debido a la parcialidad que en los últimos años ha mostrado el INE a favor de las posiciones gubernamentales, estaríamos prefabricando un escenario -que podría ser desastroso para todos- en el que llamar al abstencionismo sería la consecuencia lógica para los procesos del 2027 y 2030 toda vez que es indudable que la composición del INE no será mejor que ahora.