
Por Lionel Funes Díaz
Para muchos observadores resultó una sorpresa que el huracán de descalificaciones y ataques que encarna el candidato Javier Milei quedará en segundo lugar, cuando sus promotores y los analistas domingueros aseguraban que podría ganar, incluso, directamente en la primera vuelta presidencial.
La realidad es que la maquinaria del gobierno y del peronismo que encarna al candidato y ministro Sergio Massa dio una lección puntual de eficacia frente a dos opositores que no supieron descifrar el nudo en el que con cada declaración cruzada entre Patricia Bullrich y Javier Milei gestaban en favor de Sergio Massa.
Para desgracia del candidato Milei los ataques, agresiones e injurias que por meses lanzó contra Juntos por el Cambio y su candidata generaron una herida que no será fácil de olvidar debido a la gran cicatriz que deja en muchos dirigentes, militantes y votantes.
No es tan fácil -como pretende y señaló en su discurso de ayer por la noche el candidato de la Libertad Avanza- iniciar una nueva etapa en al que se olviden los agravios sólo porque el enemigo común sea según su óptica el peor gobierno de todos los tiempos.
Lo que le pasa ya a Milei es exactamente lo mismo que le pasa al Partido Popular con Vox en España. Se atacan tanto entre ellos con tal de diferenciarse frente a un mismo electorado, que dejan correr y ganar a su rival común del PSOE.
Ahora mismo, Milei empieza a sembrar lo que cosechó al enfrentarse con todos y demonizar a todos, incluyendo al Papa Francisco, el argentino más importante de toda la historia de dicho país. Así, muchos católicos e incluso no católicos que ven en Francisco un referente de orgullo nacional tienen una daga clavada por los ataques de Milei al Papa.
Por su lado, Sergio Massa con inteligencia política mayor, en una de sus intervenciones del día domingo señaló que su gobierno promoverá incluso que el Santo Padre visite la Argentina en el 2024. Una muestra clara de un buen estratega electoral contra alguien que cada día queda más atrapado en su propia explosión de su lengua y su rabia.
El gobierno de la República puso toda la carne al asador, no importándole violar la ley, como fue el caso de la propaganda que usaron contra sus opositores en las instalaciones de los trenes del Estado, la propaganda de Aerolíneas Argentinas y más estrategias cuestionables e incluso antidemocráticas.
De igual manera sus gobiernos al interior del país trabajaron fuertemente en la promoción de su candidato con el apoyo tradicional de las bases del peronismo que le hace ganar la primera vuelta.
Para muchos resulta incomprensible la victoria de Unión por la Patria en el peor momento de la economía, paradójicamente con su ministro de la materia como candidato. ¿La razón? Lo dijo bien el expresidente de Uruguay José “Pepe” Mújica; Para él, la respuesta está en el respaldo de una fuerza inexplicable, una entidad mítica: el peronismo. "Ese animal existe, es una mitología que tiene el pueblo argentino, entonces eso rompe todos los esquemas"
Esa mitología de la que habla Mújica tienen una base de votantes que le votan, si o si, pase lo que pase, y es un de un espectro tal que ahí en el peronismo pueden encontrarse todas las tendencias políticas, desde el estatismo hasta el neoliberalismo, al estilo del ex presidente Menem, pasando por cualquier cosa que signifique izquierda, centro o derecha.
Por su parte, Juntos Por el Cambio pese a ser la propuesta mas sensata, con una mejor estructura electoral que Milei y con muchos gobiernos a lo largo y ancho del territorio nacional sufrió un desgaste interno que nunca pudo superar; sin embargo, pueden ser -si hacen bien las cosas- el fiel de la balanza en los próximos cuatro años, ya sea con Massa o Millei como presidentes. Tienen una gran oportunidad de mantenerse como la opción razonable frente a los dos populismos que se vienen.