Cuando los sandinistas implementaron la revolución para derrocar a Anastacio Somoza del gobierno de Nicaragua, lanzaron una frase propagandista que decía “Mejor que Somoza, cualquier cosa” con el fin de dar a entender a la población que no era posible que existiera un gobierno peor que el que tenían en ese tiempo.
Paradójicamente, Daniel Ortega, quien encabezó la Junta Militar que gobernó Nicaragua luego de la caída del dictador Somoza, junto con su esposa, son las cabezas de un gobierno que por cualquier lado que se le analice, ha resultado ser el peor de toda la historia.
Y si, es el peor de todos los gobiernos, al grado que nadie se escapa de sus actos autoritarios, ni cercanos ni lejanos. Opositores políticos, medios de comunicación, obispos y sacerdotes, universidades y las organizaciones de la sociedad civil son perseguidos y hundidos.
Ni siquiera los más cercanos como son los miembros del poder judicial se salvan.
Es una “dictadura grosera” como ha dicho el Papa Francisco.
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