Por Lionel Funes Díaz/
Poder y Partidos
Este domingo 1 de junio con una oposición política disminuida y alejada de las urnas no hay prácticamente ninguna contienda fuerte por los cargos a elegir.
La verdadera competencia se da al interior del oficialismo, que de manera campante tomará las riendas del poder judicial en México.
Como dijera un entrenador de la selección mexicana; se puede decir que la 4T tomará en sus manos al poder que le faltaba “…caminando”.
En ese tenor, la única batalla que se dará es la que tiene que ver con la presidencia de la Suprema Corte de la Nación, que como se sabe recaerá en quien obtenga la mayoría de los votos en todo el país.
Las encuestas y los movimientos tácticos de los que compiten indican que esa batalla se dará entre las actuales ministras Lenia Batres y Yazmin Esquivel.
No es una batalla que de orgullo.
Por un lado, la ministra Yazmín Esquivel saltó a la fama por el tema de la controversia sobre su tesis de licenciatura y el supuesto -o real- plagio de la misma. Por otro lado, Lenia Batres quien se autodenomina “ministra de pueblo” lo cual, de entrada, hace ver su talente populista y demagógico,
A Yazmin Esquivel le apoya el equipo político de Arturo Saldívar, exministro que desde Palacio Nacional encabeza la estrategia del lado de la actual presidente de la República. De su lado está Televisa y empresas ligadas a su esposo, el empresario José María Riobóo, quien ha estado en el ojo de huracán al ser señalado como uno de los principales beneficiarios del gobierno sexenal anterior y también de la capital del país.
Ese empresario ha generado a Yazmín Esquivel cercanía con grupos empresariales e incluso con sindicatos; como el del IMSS y el ISSTE.
Por su parte, Lenia Batres tiene el apoyo de los llamados “puros” y “duros” de la llamada 4T, como es el caso de su hermano Martí, ex jefe de gobierno de CDMX.
También cuenta con dos apoyos fundamentales; Clara Brugada y Delfina Gómez, gobernantes de dos de las entidades con mayores posibilidades de movilización y/o acarreo para la elección judicial.
Además, tiene el apoyo de diversas secciones del CNTE, las cuales le han ofrecido su apoyo para este 1 de junio.
De igual forma el hijo de AMLO y al parecer la “línea” de AMLO la coloca como su favorita.
Yazmin Esquivel es apoyada por Palacio Nacional y Lenia Batres desde cualquier lugar en el que se encuentre el presidente López Obrador.
No es menor lo que disputan Batres y Esquivel.
Quien resulte ganadora se llevará consigo los reflectores por varios meses y años, tendrá nada más y nada menos que la titularidad de uno de los tres poderes de la unión.
En el oficialismo no hay una línea exclusiva. Hemos visto circular acordeones en las que ambas aparecen, pero también -y muchos- en los que una de ellas está excluida.
Los grupos políticos de una y de otra no se preocupan por la oposición externa; se preocupan por la competencia interna. Hay estrategia, hay recursos en juego, pero sobre todo hay un poder muy grande, gigante, en disputa y que pocos han dimensionado.
AMLO y Sheinbaum lo saben… y ahí la lucha verdadera, lucha por el poder y lo que representa que hasta el 2036 se renovará de nueva cuenta la Suprema Corte.
¡Sálvese quien pueda!